¿Delegación o control?
La obsesión por querer controlarlo todo, porque nadie sabe o lo hace mejor que tú te puede llevar a situaciones tan absurdas como en el Financial Times donde existe la costumbre de enviar los artículos de opinión ya editados a un periodista veterano para una última revisión, una versión de la microgestión del liderazgo en su peor versión.
Los microgestores
Un microgestor es todo lo contrario de un líder con capacidad de delegación, pierden el tiempo de lo que realmente es importante y se espera de ellos para evitar que otros no tan “listos” como ellos cometan errores o por el simple hecho de tenerlo todo “bajo control”, solo pensarlo crea un desagradable sabor a estrés del malo, tanto para ellos como para los que les rodean. No se fían ni de sus equipos, ni de sus proveedores, se quedan en el detalle, y olvidan el significado estratégico de su auténtico rol, desmotivan a sus equipos amonestándolos continuamente con el detalle minucioso como si de una búsqueda de la aguja en un pajar se tratara.
Ejemplo de microgestión
A pesar de ello, no encontramos pocos ejemplos de microgestión como el caso de Elon Musk criticado por microgestionar Tesla, ante las dificultades de la empresa de coches eléctrico para cumplir sus expectativas y manejarse con los problemas surgidos por dicha situación, algunos inversores le echaron en cara no contratar un director de operaciones y dejar de intentar solucionarlo todo solo haciendo más de 120 horas semanales de trabajo casi continuo. Se comenta sobre Musk que cuando algún ingeniero tomaba una mala decisión lo despedía y duerme en el suelo hasta que se soluciona. Es reconocido por conseguir llevar adelante sus proyectos y centrar soluciones, su conocimiento técnico y su compromiso hace que resuelva grandes problemas, eso sí con consecuencias para su equipo y seguramente para su propia salud.
Ejemplo de macrogestión
En el lado opuesto, los macrogestores del liderazgo abren sus miras y son aplaudidos por “dar poderes” a los responsables de sus equipos y enfocarse en lo que de verdad es importante, cumplir la visión y la misión para la que han sido escogidos.
Como ejemplo, el directivo Jack Ma que cuando anunció que dejaba la presidencia de Alibaba, el grupo chino de Internet, traspaso las funciones al consejero delegado. Era conocido por devolver una gran autonomía a las divisiones de negocio. Ma no poseía conocimiento técnico pero si una gran capacidad de estrategia y de manejo del talento.
En conclusión
En conclusión, microgestionar no es un estilo de liderazgo, sino un comportamiento que depende de un contexto determinado. Aunque la microgestión en general daña la imagen del líder, hay menos daño cuando la gente percibe que el líder sabe lo que hace o cuando el empleado es nuevo, todavía no conoce bien el puesto. La percepción del liderazgo es muy relativa según el contexto y la habilidad del equipo al que se delega, hay un filo hilo donde la visión y el control deben conjugarse hasta alcanzar el equilibrio.
No sorprende que la microgestión y la delegación estén en el mismo espectro
La visión macro es necesaria en el liderazgo y llegado el momento un líder tiene que saber llegar a lo micro, pero esta no debe ser la regla general pues puede opacar al equipo. Sin embargo, en la vida real, cuando los problemas acucian de verdad y no se sabe resolver, ahí es donde la microgestión en papeles puntuales cobra protagonismo. Manejar los hilos de la visión, el control y la buena dirección es todo un arte que los auténticos sólo los auténticos líderes saben manejar.
Ninguno de los extremos es lo ideal.
Resulta difícil alcanzar ese equilibrio entre adoptar una visión general y preocuparse de los detalles. Pero esa es la esencia del buen liderazgo.